viernes, 13 de marzo de 2009

COMENTARIOS Y EXPERIENCIAS DE GROUPMETRO

NO ESTAMOS RETIRADOS: DISFRUTAMOS UN NUEVO ESTILO DE VIDA
POR PENELOPE FRIAS...Tomado de www.juandoliando.blogspot.com

Es un secreto a voces que nuestra capital, Santo Domingo, es una ciudad colapsada: el ruido, los apagones, el calor y los tapones, los conchos, los pedilones, los delincuentes, las peripecias que tienen que atravesar los peatones y una lista interminable de cosas que hacen de sus habitantes verdaderos sobrevivientes.Sectores que otrora eran remansos de paz han dejado de serlo, y hasta los habitantes de otros tan exclusivos como la Ave. Anacaona , apenas se atreven a mirar a través de sus ventanales el hermoso parque que la bordea, ya que se ha convertido en lugar preferido de asaltantes que, a plena luz del día, atacan las familias que osan escogerlo como lugar de esparcimiento para los más pequeños.En momentos en que obtener una segunda vivienda se torna inaccesible para la clase media, la proximidad a la ciudad de Juan Dolio, ha hecho que el lugar, que siempre tuvo atractivo por su cercanía, se reinvente como sitio turístico, para reposicionarse como destino preferido de residencia de medio o tiempo completo, pasando de la modalidad del todo incluido a proyectos como Metro y los de su grupo, Marbella, Costa del Sol, y muchos otros.El lugar se está convirtiendo de forma cada vez más rápida en un suburbio no solo de la capital, sino de ciudades cercanas como San Pedro de Macorís, cuenta en la actualidad con cientos de familias que tenemos aquí nuestra residencia principal, incluyendo a parejas jóvenes y de mediana edad que se trasladan a sus sitios de trabajo todos los días, y vuelven al caer la tarde a disfrutar de la tranquilidad y aire puro que se respira en el área.A los que nos preguntan cómo es vivir en Metro, les digo que nuestra vida se desenvuelve no de forma ¨normal¨, si por esa palabra se entiende el estrés y los afanes de la capital, pero si en la forma primigenia en que recuerdo mi infancia, mi adolescencia y nuestros años como jóvenes padres en Arroyo Hondo, criando niños que hoy son adultos que anhelan, no solo el éxito profesional, sino la calidad de vida que por tan corto tiempo disfrutaron y hoy les niega la ciudad.Estamos redescubriendo cada día la frescura y belleza del amanecer rodeados de vegetación húmeda de rocío, el azul de un cielo que poco a poco habíamos olvidado ya que apenas se alcanza ver sobre las altas torres, el rosado atardecer que cae sobre nuestra casa revistiéndola de mil tonalidades, hasta el impresionante concierto del anochecer donde los grillos compiten con los demás habitantes de nuestro patio, y si prestamos atención escuchamos quizás allá lejos el murmullo del mar, que se une en el sonido del silencio para terminar en una sinfonía que nos ofrece la Madre Naturaleza cada noche.En una próxima entrega les contaré sobre las vivencias de estos primeros meses, la cálida hospitalidad de los residentes en el sector, el placer de recibir informalmente la visita de amistades sin tener que angustiarnos con las formalidades que se exigen en la ciudad, facilidades que ya teníamos olvidadas, como es disfrutar de 24 horas ininterrumpidas de electricidad, y la libertad que representa vestir y vivir de forma casual, sin los estiramientos ni pretensiones que nos imponen otros estilos de vida.

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